
Este pedazo de acordeón a donde tengo el alma mía, es parte de mi corazón y parte de mi alegría, este es un fragmento de canción del maestro Alejo Duran haciendo alusión al acordeón, no como un instrumento, si no como una compañera, quizás muchos no entiendan estas palabras y estén muy lejos de hacerlo, pero para aquellas personas que sienten dentro de su corazón las notas del vallenato, no por parranda únicamente, sino también como poesía, terapia sentimental, expresión de alegría, amistad, amor, desamor, dolor o cualquier situación peculiar en la vida, perfectamente entenderán las líneas a continuación.
Hoy tengo el alma de luto, así como he llorado por un amigo, familiar, mascota, este día los recuerdos se humedecen por causa de mi acordeón, amiga y compañera, fiel en todo momento, cuantas veces sin pedirle permiso me la ponía en el pecho y cerrando los ojos hacia salir sus notas que adornaban al instante el ambiente de la parranda, o simplemente de mi casa, al compas de la compañía de un compadre, o sencillamente poniéndole un son a mi soledad.
Mi bendita acordeón, juraría que fue testigo de los momentos más alegras y tristes en mi vida, ella nunca se quejaba, siempre me acompañaba cada vez que yo quería, cuando estaba contento sus notas eran alegres, pero cuidándome en silencio parecía conocer mi tristeza, cuando mi corazón dirigía los dedos a sacar notas bonitas, solamente notas triste se escuchaban.
El amanecer, la tarde y la noche, fueron sus fieles amigos, no tenía una hora específica para tocarla, la inspiración y las ganas despertaban sin previo aviso y tenía que salir a buscarla, hoy me pongo a pensar, quien calmara el aliento, cuando el alma exija escuchar sus notas, si por más que te busque no te voy a encontrar, ¿en donde estas? Quizás en las manos de un mejor intérprete o muy posiblemente no, en eso queda la duda, lo que si tengo muy claro, es que estés donde estés, el sentimiento de tus notas apoyadas en mi pecho, ya no nacerán del alma, de ese que mañana será tu dueño, no me extrañaría que te pusieras brava y tu fuelle sellaras, como la sangre que ya deja de salir de una herida, cuando por fin esta cicatrizada
En esta última línea me despido y te digo adiós, adiós mi acordeón, gracias por toda tu compañía, y aunque muy pronto estará en mi pecho otra compañera, te recordare, no por fotos, ni grabaciones, lo haré, porque como dice Alejo, en ese pedazo de acordeón tenía mi alma, mi corazón y parte de mi alegría.
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